miércoles, 17 de abril de 2019

ENEMIGOS DEL PERÚ

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Cuando vemos hechos criminales, cometidos por las Fuerzas Armadas del Perú, sentimos que nuestras almas se despegan de nuestros cuerpos y mente, muchos peruanos piden no existir, no ser parte de esta especie, a veces tan repugnante y asquerosa, que en gran parte de su comportamiento individual o social, denigra su valiosa condición de existencia humana. 
Es una lástima que el estado peruano, mantenga todavía en sus filas del ejército y la policía a muchos criminales, rateros, corruptos, secuestradores, narcoterroristas y violadores, quienes con  el poder de sus armas y respaldo de sus jefes, abusaron y humillaron a los campesinos de Ayacucho, San Martín, Junín, Pucallpa y Huánuco.
De todo estos genocidios pasados, los únicos responsables directos, son el Ejército del Perú, La Marina de Guerra, DEA, FAP y Policía Nacional y que hoy no solo se hacen de la vista gorda ante sus crímenes y violaciones. Sino se dan el lujo muchos de ellos de estar ascendidos en sus grados y condecorados como héroes de la paz social en el Perú.
Nunca me cansaré de mencionar, que en nuestra patria la justicia no existe, para los pobres campesinos, la justicia es una escoria y basura en el Perú, exclusividad de los grandes delincuentes y asesinos, pagados por el estado peruano, ellos si cometen asesinatos son perdonados y elogiados como santos. 
Los que causaron la mayor cantidad de muertes y atropellos en el Perú a sido las Fuerzas Armadas, quienes ingresaban a las comunidades selváticas y andinas con el único fin de asesinar campesinos, a carne de cañón fusilándoles a todos sin piedad, calificándoles de terroristas, senderistas, emerretistas y enemigos del Perú. Cuando en verdad, las Fuerzas Armadas han sido los verdaderos enemigos de la gente del pueblo. El único delito de los campesinos era ser hombres del campo, pobres, no saber leer, no saber hablar español o tal vez cultivar la tierra sin pedir apoyo a nadie.
En las comunidades andinas y campesinas del Perú, el odio y desprecio a las Fuerzas Armas “Ejército, La Marina de Guerra, y Policía Nacional”, nace debido a sus delitos que cometieron, como abusos, humillaciones, vejámenes y asesinatos. 
El rencor y el desprecio lo llevan en la sangre los  campesinos, porque los que gozan del poder político no trabajan y ni les interesa el desarrollo de los más necesitados, a ellos solo les interesa robar el dinero de todos y vivir en grandeza. estos idiotas y criminales solo se florean, elogian y coronan entre malditos, ascendiéndose de grado y quintuplicándose sus sueldos. Mientras el hombre del pueblo fue y es carne de cañón­ y encima flagelado por la pobreza y la desnutrición.
¿Quién los devuelve a sus padres a esos cientos de niños huérfanos que claman justicia, madres viudas, hijos sin padre o padres sin hijos? El gobierno de turno nada hace por reparar esos genocidios cometidos por sus galgos, que los cuidan sus espaldas. ¿Hasta cuándo todo esto seguirá ocurriendo en esta patria, llamado Perú? En donde los más grandes asesinos y delincuentes son los que gobiernan y manejan a sus antojos el destino de los pueblos. A esos criminales y corruptos se los debe aplicar la pena de muerte, así como hicieron con la gente humilde del campo, esas escorias, llamados Fuerzas Armadas del Perú, no merecen vivir, porque no saben tener compasión ni piedad hacia la gente humilde del campo ni de sus semejantes. 
A sus familiares de estos malvados militares, qué pasaría si los asesinarán, mataran a sus hijos, violarán a sus mujeres, madres e hijas, tal como hicieron ellos, con los pobladores de las zonas de Ayacucho, San Martín, Junín, Pucallpa y Huánuco. Tal vez así, se darían cuenta de lo que cometieron semejante barbaridad.
Aquí podemos ver los abusos, violaciones y genocidios que cometieron las Fuerzas Armadas del Perú, en contra de los humildes hombres del campo, sea de la selva o de la parte andina.
Umaru-Bellavista. En octubre de 1985, se denunció la muerte de 63 campesinos, incluidos 35 niños. La responsabilidad de los hechos fue atribuida a miembros de las fuerzas armadas.
Accomarca. Las fuerzas armadas al mando de Juan Manuel Elías Rivera Rondón y Telmo Hurtado Hurtado asesinaron en un día, el 14 de agosto de 1985, a 62 personas, entre gestantes, niños, ancianos. Posteriormente asesinaron a varios otros comuneros como para desaparecer testigos del crimen.
Pucayacu. El 7 de agosto de 1985 las fuerzas armadas asesinaron a 7 personas en esta localidad en la que el ejército tenía su base contrasubversiva.
Ejecuciones en hospital de Huamanga. El 3 de marzo de 1983, las fuerzas armadas asesinaron a tres personas procesadas por terrorismo.
Chilcahuaycco.- El 21 y 22 de setiembre de 1990, 23 campesinos de las comunidades de Santiago de Pischa y San José de Ticllas, en Huamanga, fueron ejecutados extrajudicialmente por una patrulla militar de la Base de Castropampa, en Huanta y ronderos de los pagos Ccollpa, Compañía, Simpapata y Chanchara, en la misma provincia.
El Frontón. El 18 y 19 de junio de 1986 más de 200 internos de los penales El Frontón, Lurigancho y Santa Bárbara murieron ejecutados extrajudicialmente por agentes del Estado, tras un motín de miembros de Sendero Luminoso.
Los Cabitos. El famoso cuartel de Huamanga fue escenario de las más crueles torturas y masacres ocurridas en el mundo en los primeros años de la violencia política. Poseía un horno en el que se incineró a más de 500 cadáveres ayacuchanos. Se estima que mil personas ingresaron a este cuartel para nunca más salir.
Cayara. El 14 de mayo de 1988, más de cien militares ingresaron a este poblado persiguiendo senderistas. En una sucesión de asesinatos que incluyó la eliminación de testigos, las fuerzas armadas desaparecieron a más de cincuenta personas… con el abierto respaldo del presidente Alan García, actitud que repite en su segundo gobierno para los casos de los campesinos de Suso asesinados por la policía durante el paro agrario de febrero y la masacre de seis pobladores, incluida una gestante de seis meses y dos niños menores de seis años, en la localidad de Vizcatán a manos de las fuerzas armadas, ambos en el año 2008.
Chuschi. El 14 de marzo de 1991, el ejército y la policía sacaron de sus domicilios a cuatro autoridades comunales y civiles de Chuschi para desaparecerlas hasta la actualidad.
Huancapi. El 19 de abril de 1991, el ejército detuvo a siete pobladores y los desapareció al interior de la base militar de Huancapi, incluida una mujer con ocho meses de gestación.
Matero. A fines de julio de 1986 el ejército fue responsable por la desaparición forzada de una veintena de ciudadanos de esta localidad y de las zonas aledañas.
Putis. La base militar ubicada en esta localidad es la responsable por la desaparición física de más de 400 pobladores de la zona, ocurrida en 1984. En la actualidad se han exhumado más de 80 cadáveres. Se estima que habría catorce fosas comunes.
Pujas. El 8 de octubre de 1986, se produjo uno de los hechos de violencia más recordados en Vilcashuamán. Un helicóptero artillado del Ejército atacó la comunidad de Pujas mientras se celebraba una fiesta costumbrista, ocasionando la muerte de 32 personas. Pomatambo y Parcco Alto. El 22 y 23 de octubre de 1986, los miembros del EP cometieron los delitos de Secuestro, Lesiones Graves, Homicidio Calificado y Encubrimiento Real. Asesinaron en total a trece personas pertenecientes a estos poblados.

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Enoch Calderón Jara