martes, 27 de noviembre de 2018

ANAYUNGAS, PRIMEROS POBLADORES DEL VALLE DE MONZÓN.

Por Enoch Calderón Jara
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UBICACIÓN
Estos hombres del antiguo Perú, han construido sus viviendas, eras y miradores en un cerro que se encuentra en la margen derecha del río Pan de Azúcar y margen izquierda del río Anayunga, ambos afluentes del río Maravillas, esta colina casi inaccesible por los lados, en la parte superior cuenta con una especie de una pequeña lomada o meseta, en una altitud de 1500 MSNM. Situado al lado Sureste del Centro Poblado de Maravillas en el distrito de Monzón, provincia de Huamalíes y región Huánuco.
TOPONIMIA.
El término Anayunga, deriva del idioma Runashimi: Ana = Lunar y Yunga = Selva, que significa en español "Lunar de la Selva". Ya que su misma ubicación de la ciudadela, hace mérito a su nombre, porque en este extenso valle, es el único espacio un poco elevado.
ANTIGÜEDAD.
Estos individuos han iniciado a descubrir, invadir y cultivar la tierra fértil del valle de Monzón, aproximado hace 3200 años antes de Cristo.

Los restos arqueológicos encontrados, evidencian que desde el principio, estos hombres tuvieron que organizarse para su defensa. Ya que la zona estaba habitada por animales feroces y que solo en grupos podían defenderse frente al ataque de los animales.
PROCEDENCIA.
ARTEFACTOS DE LOS ANAYUNGAS

Se presume que son directos descendientes de las naciones andinas, así como de Atash, Jagrarag, Susupillo, Urpish, Utsuy (Huamalíes), Yanas, Guechgas, Ranran, Cashapata (Dos de Mayo) y Tinyash (Huacaybamba), quienes construyeron inmensas ciudadelas de piedras, barro y paja en las cumbres y cerros elevados de la región Huánuco, entre los 2000 y 6000 años antes de Cristo.

Debido al aumento demográfico, la escasez de alimentos y animales para cazar, estos individuos han descendido a las partes selváticas o bajas, ya que allí, abundaban grandes cantidades de animales y de todas las especies, como aves, reptiles, felinos, etc, aunque en su mayoría feroces y los ríos estaban poblados por abundantes peces, de la misma forma, una diversidad innumerable de tallos, raíces y semillas exóticas, propicios para paliar el hambre y aprovechar sus propiedades curativas y mágicas en su dimensión natural.
CONSTANTE MIGRACIÓN.
En la zona de Anayunga, no habitaban perenne estos hombres, debido a factores como el calor intenso, la humedad y lluvias torrenciales, además, porque sufrían el constante ataque de los animales cazadores que abundaban en aquella época.
También la picadura de los insectos, las mordeduras de las víboras y arañas venenosas, sobre todo, los individuos estaban propensos a diversas enfermedades tropicales, producidos por la picadura de los insectos o el mismo inapropiado ambiente.
Por esa razón, no eran sedentarios todos, vivir allí, era una exclusividad de los individuos fuertes y tenaces a las inclemencias de la zona. Por eso, hay poca evidencia de ciudadelas grandes o construcciones monumentales en el sector. 
ARQUITECTURA.

Toda la arquitectura giraba en base a las piedras lajas y sin tallar, llevados a cuesta arriba de los ríos o desquinchados de los cerros aledaños. Para las construcciones de las viviendas, han utilizado como materia prima piedras, barro, madera y para cubrir los techos, las hojas de las palmeras, ramas y cortaderas o “layas”. 
CARACTERÍSTICAS.
BOSQUE TROPICAL DE LOS ANAYUNGAS
Los individuos que habitaron de forma esporádica esta zona extensa del valle de Monzón, han sido inteligentes, sanos y audaces para la caza y el trabajo en climas cálidos, húmedos y lluviosos.

Por  esa razón, el color de la piel de estos hombres, era más oscuro que de los nativos del ande, debido a la quemadura del sol, además se pintaban el cuerpo con la pigmentación del achiote y otras sustancias extraídas de los vegetales, representando dibujos mágicos, religiosos y sociales. Ya que cada línea pintada en su cuerpo encarnaba a sus dioses, su estado emocional, etnia o condición civil.
ACTIVIDADES PRODUCTIVAS.
Estos individuos procedentes de las comunidades andinas se dedicaban a la plantación de coca, algodón, plátanos, yuca, piña, achiote y otros productos agrícolas, asimismo recolectaban diversos tallos, raíces y semillas y complementando su actividad con la caza de animales, aves y la pesca, que los servían algunos como alimento, adornos rituales y otros como medicina.
El sistema de trabajo era de reciprocidad, es decir practicaban el ayni, minka y tuma. Se daba el trueque o intercambio de productos, lo cual, puede considerarse como una forma de “comercio”. Aunque no existió el comercio en la época preinca, todo viraba en base al trueque de productos, debido a eso, no hubo explotación del hombre por el hombre.
Por la misma necesidad, han construido sus collcas o almacenes para guarecer sus productos, que todavía existen algunas edificaciones en esta zona, así como el mirador o era, diseñado para el secado de la coca y que se extiende de Norte a Sur, en la parte central de la colina, con las siguientes dimensiones:
75 metros de largo.
25 metros de ancho.
4 metros de alto.
Sus ventanas o puertas tienen la forma de trapecio isósceles y trisoláteros, que miden:
 25 centímetros de ancho, en la parte inferior.
18 centímetros de ancho en la parte superior.
75 centímetros de alto.

También se encuentran vestigios de varias viviendas o collcas en todo el perímetro, pero de menor tamaño, construidos en base a la piedra tosca y con fusión de barro.
LOS ANIMALES
La piel de los animales lo usaban como su vestimenta, la carne lo consumían como ahumado, charki o también fresca. De sus huesos largos confeccionaban sus herramientas de casa, en ocasiones instrumentos musicales y del cráneo del mono, aves resecas, caracoles y semillas elaboraban sus adornos, como collares u objetos sagrados para ser usados en invocaciones mágicas y religiosas, en el momento de entrar en comunión con los espíritus de la triada cósmica andina (ruripacha, caypacha y jananpacha) y otras deidades pertenecientes al reino animal y fenómenos telúricos.
ACTIVIDAD COLECTIVA DE LA CAZA
Para la caza utilizaban un arco con flecha y la temible Pucuna o Cerbatana, las puntas de las flechas lo untaban con brebajes extraídos de los vegetales y de algunos batracios, esto en cuanto hacía un contacto punzante, afectaba de inmediato el sistema nervioso central, paralizando a los seres vivos en poco tiempo y en ocasiones matando en el acto.
PRIVILEGIO FEMENINO.
Las mujeres se dedicaban al cultivo del algodón nativo, así como en traer de las chacras, hilar, tejer y construir sus vestimentas para sí, sus hijos, dioses y curacas.   En la creencia de estos individuos, este vegetal era el que extraía todas las energías impuras del cuerpo humano y por esa razón, solo las manos bondadosas de las damas podían tocarlo, antes de ser usados por las personas u ofrecido a los dioses en señal de gratitud.
JERARQUÍAS SOCIALES
Los más hábiles se hicieron categorizar por la comunidad y terminaron convirtiéndose en curacas, sacerdotes, guerreros y cazadores expertos.
Los curacas gobernaron en base al miedo, atribuyéndoles poderes castigadores a los Jirkas, Apus y al Inti, así exigiendo a la comunidad a trabajar y producir más y mejor, es así, que terminaron imponiéndose a los demás, ya que ellos poseían el conocimiento secreto de los ciclos de producciones agrícolas, capacidad de ponerse en contacto con las deidades y poderes para dirigir a los demás en las fainas de la caza, la agricultura, el comercio y las lides.
EXPANSIÓN TERITORIAL
Los Anayungas se han desarrollado en el extenso valle de Monzón, llegando a constituir fronteras con la Nación Cholón, quienes pertenecían a una comunidad nativa selvática, que habitó el extenso valle del río Huallaga y parte del Chontayacu, dueño de una raza muy particular que no estaba emparentada con otras etnias.
De la misma forma, estos individuos han mantenido una estrecha relación a través del truque, siendo el elemento preponderante la coca y otros productos exóticos que les gustaba y consumían los hombres. La coca como mercancía oriunda de la selva era cambiado con productos de la zona andina de Atash, Jagrarag, Susupillo, Urpish, Piruro, Utsuy (Huamalíes), Yanas, Guechgas, Ranran, Cashapata (Dos de Mayo).
En ocasiones han pasado sus propias fronteras, llegando a entablar un trueque fluido con los habitantes del Sureste, como Garu (Yarowilca), Querosh (San Pedro de Chaulán) y Yarus (Huariaca - Pasco) y por el Este con Tinyash (Huacaybamba) y Chavín de Huantar (Huari - Ancash).
ARMAS.
Hachas.
Se halló un hacha de piedra, con las siguientes dimensiones:
6 centímetros de largo.
11 centímetros de ancho.
2 centímetros de espesor.
Cachiporras o Macanos.
Estos objetos líticos tienen las siguientes medidas:
8 centímetros de largo.
8 centímetros de ancho.
3 centímetros de espesor.
Con un hoyo al centro, que mide 5 centímetros de circunferencia 3 centímetros de profundidad.
Se presume que cuando las preferencias e intereses de estos individuos se entraban en conflicto, sus instrumentos de recolección y caza se convirtieron también en armas para defenderse, individual o en forma grupal de las agresiones y de la belicosidad de sus semejantes.
HACHA LÍTICA
CACHIPORRAS O MACANOS
Que tienen las siguientes medidas:
8 centímetros de largo.
8 centímetros de ancho.
3 centímetros de espesor.
Con un hoyo al centro, que mide 5 centímetros de circunferencia y  3 centímetros de profundidad.
Se presume que cuando las preferencias e intereses de estos individuos entraron en conflicto, sus instrumentos de recolección y caza se convirtieron también en armas para defenderse, individual o colectivamente de las agresiones y de la belicosidad de sus semejantes.
LIBROS LÍTICOS.
Los Anayungas representaron en piedras figuras antropomorfas (humanas), zoomorfas (animales) y fitomorfas (vegetales), donde se ve cerros, caminos, frutos, arbustos, humanos y animales, en un posible simbolismo ritual o especie de gratitud, a todo lo que los rodeaba y que se conseguía en abundancia en el valle de Monzón.
ZOOMORFAS.
SAJINO
Sajino o Cerdo Selvático. Lo han representado a través de un tallado en una piedra de color blanco, porque esta especie abundaba en la zona y era el más consumido en aquella época, debido a la delicia de su carne. 
Esta representación lítica, tiene las siguientes medidas:
Largo: 18 centímetros.
Ancho: 10 centímetros.
Pesa un kilo y medio 
INTIPAWADGANAN.
En el centro de la colina se encuentra una piedra de color azul oscuro e incrustado en la tierra, se deduce que fue un “Intipawadganan” reloj solar, porque al mediodía, no muestra sombra en su periferia, o también se cree que fue una especie de lindero, que dividía el terreno o dominio de dos ayllus, poniendo el límite y dominio entre la parte andina y selvática.
Este objeto cuenta con las siguientes dimensiones:
64 centímetros de alto.
1 metro con 94 centímetros de espesor.
23 centímetros de ancho miden en ambos lados el rostro tallado de un hombre, con rasgos de un sapo macho.
15 centímetros, mide su boca.
10 centímetros, mide el ojo izquierdo
12 centímetros, mide el ojo derecho.
7 centímetros, mide la nariz perfilada.
Lo curioso de este rostro, el ojo del lado derecho es tuerto y es más sobresalido que el otro.
INTIPAWATGANAN
También al lado derecho de esta piedra, se puede observar un croquis o camino que indica el recorrido que hacían los Anayungas, cuando salían de la parte baja, hacía la cumbre o los andes. A parte de ser un reloj solar, en esta piedra han representado a su jefe con rasgos totémicos y humanos, pero es posible que quedó tuerto el ojo derecho, debido a la picadura de las avispas u otro insecto que abunda en la espesura del bosque.
MONOLITO ANTROPOMORFO
Se encontró un busto de varón, tallado en una piedra azul y que pesa 2.10 kilogramos, aunque no muestra un acabado y performancia elegante, se puede apreciar a simple visión en este monolito, que su cara tiene la forma de un cuadrilátero y que no tiene los dos ojos, la nariz y ni la boca con acabados estéticos. Se presume que han representado a su curaca, pero que haya sido ciego, debido a la picadura de algún insecto o haya sido de nacimiento. Ya que los curacazgos en esa época se heredaban por generaciones, si los sucesores tenían problemas físicos, eso no implicaba en la gobernación y dominio de la comunidad.
El monolito muestra las siguientes medidas:
10 centímetros de alto.
8 centímetros de ancho 
ROSTRO DEL CURACA
MUCHKA RUMY O MARAY.
Se halló numerosos cuencos y morteros de piedra. Llamado también batán y moledor, a este utensilio lítico lo han representado junto a las illas o conapas, que vienes a ser frutos y arbustos. Este artefacto servía para moler alimentos, ya sea granos u especies de condimentos, ya que tiene la forma de una bandeja y que mide:
28 centímetros de largo.
16 centímetros de ancho.
18 centímetros de circunferencia.
CERÁMICA.
Se encontró una olla pequeña de barro, que tiene la forma de ovoide y en la parte superior una boca reducida con bordes doblados hacia fuera, de la misma forma, con dos asas, con orificios pequeños, fabricado en base a la arcilla de color blanco y amarillo. No tiene decoración y en sus acabados tampoco se puede observar detalles o figuras, es de forma simple y que tiene las siguientes medidas:
ALLPA MANCA
11 centímetros de alto.
50 centímetros de circunferencia.
25 centímetros de aureola en el cuello.
6 centímetros miden las dos asas.
Este utensilio, es posible que no lo han fabricado los individuos de la Nación Anayunga, porque no se encuentra arcilla de ese color en la zona, se presume que han traído de la parte andina. 
LOS ANAYUNGAS Y EL CULTIVO DE LA COCA
No se sabe con exactitud el tiempo ni el lugar de domesticación de esta planta. El término coca deriva del idioma Aymara: Qoka, que significa "alimento para trabajadores" y de igual forma, del Runashimi: kuka, que significa “arbusto”.
Lo cierto es que se cultiva en la zona de los valles cálidos situados en las faldas orientales de los Andes conocida como “ceja de selva”.
Los Anayungas y demás pobladores de aquella época, lo masticaban para sentirse más fuertes y hábiles en el trabajo, muchas veces el masticar combinado con la cal (ceniza de piedra) o togra (ceniza de vegetal) que les servían como catalizadores. Su uso trasciende al puro hecho de mitigar las sensaciones de hambre, sed o cansancio, siendo el chakchado o "acullicado" en realidad un acto ritual con profundas implicaciones sociales para el humano andino, ya que perpetúa las tradiciones culturales y une a las personas reforzando los lazos comunitarios de solidaridad.
COCA DE MONZÓN
Además, la coca les servía para salvaguardar el cuerpo humano de muchas enfermedades y sus curanderos lo usan en forma de polvo, para contener la hinchazón de las llagas y heridas, para fortalecer los huesos quebrados y para calmar dolores de estómago y otras partes del cuerpo. Ya que la coca en su estado natural, contiene vitaminas completas en el campo de los vegetales, como vitaminas B1, B2, C, tiene hierro y calcio, es por eso, que alivia la fatiga, malestares gastrointestinales, evita el soroche o mal de altura.
La hoja de coca era utilizada desde un aspecto ritual por los sacerdotes chamanes y adivinos, para pronosticar la felicidad, la desgracia, la fortuna, el amor, el desamor, la suerte. También el humo de las hojas o tallos quemados servían para purificar el aire y alejar a los malos espíritus, las enfermedades terrenales y malignas.
También la coca les servía para crear mayor solidaridad en el grupo, amistad, cordialidad, sabiduría, valor y armonía entre ellos, ya que era un vegetal de comunión y les llevaba a conectarse con los dioses, a través de la invocación del hombre y hacia los seres espirituales que constituyen la fuerza telúrica del cosmos.
Esta pequeña hojita es esencia y aroma de la medicina folclórica y popular, es sustancia revitalizadora para los curanderos o “Jampicog, para los adivinos un elemento místico que ayuda a revelar los avatares de la vida, es moneda o trueque en el comercio de los andes y es misterio, alegría, virilidad, fe y riqueza para el hombre que lo chakcha.
ECONOMÍA.
Sus principales actividades económicas fueron la agricultura, la pesca y el trueque. Los caminos eran sus rutas de recorrido selvático andino, por allí transportaban sus productos, como la hoja de coca en lomo de llamas y alpacas. Ya que la coca era un elemento indispensable de trueque, es decir, cambiaban con productos comestibles de la parte andina y hasta les servía para que realizan el “Warmy Jorgoy” que equivaldría al consentimiento matrimonial en la actualidad.
BIBLIOGRAFÍA.
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