jueves, 20 de julio de 2017

¿JUSTICIA POPULAR O DESPRESTIGIO AL HOMBRE ANDINO?

PILLKO… trina mi verso enérgico
a los hombres del Perú
para que rechacen a la iracunda
¡INJUSTICIA CRUEL!
Que premia al delincuente
y castiga al inocente.
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Calderón Jara E.

En la obra literaria “Cuentos Andinos”, en especial en el cuento Ushanan Jampi, del escritor Enrique López Albújar, encontramos ideologías opuestas, cuando contextualizamos con la realidad política, social y jurídica de nuestra sociedad. En primer orden:Allí estaba el jornalero, poncho al hombro, sonriendo, con sonrisa idiota, ante las frases intencionadas de los coros; el pastor greñudo, de pantorrillas bronceadas y musculosas, serpenteadas de venas, como lianas en torno de un tronco; el viejo silencioso y taimado, mascador de coca sempiterno (…) encontramos narraciones llenos de atrocidades e injusticias, que van en contra de la dignidad y la moral del campesino andino, ya que el escritor, presenta a los aldeanos de Chupán, como a abigeos, incapaces de resolver problemas, con diálogo y justicia democrática, mas a lo contrario, los ridiculiza, adjetivándoles de idiotas, chacchadores, viciosos  e ignorantes, que solucionan sus problemas o trasgresiones a la ley, en base a la brutalidad y asesinato.
PLAZA DE ARMAS DE CHUPÁN
López Albújar, por el simple hecho de haber sido juez de la Provincia de Huánuco, amo y señor en toda la comarca, en aquella época. Con su sarcasmo narrativo, denigró a los ciudadanos y campesinos, quienes no tenían el respaldo de las autoridades superiores, de esa circunstancia, aprovechó López Albújar, para presentar a sus protagonistas de sus narraciones, con características delincuenciales y salvajes, capaces de robar a cualquiera y de la misma forma, consumir una injusticia popular, quitándoles  la vida a la gente, de una manera sádica, por haber cometido algún delito. Para López Albújar, el hombre del ande (Chupán) es un monstruo patético, que no tiene alma y ni sentimiento, que actúa con un sentimiento salvaje e irracional, autor de actos violentos, de ferocidad monstruosa, asesinato horripilante, lenguaje soez, cuchillazos feroces y las descripciones llenas de horror sitúan al cuento Ushanan Jampi, en los linderos de lo que puede considerarse la negación de la justicia legal y racional de los individuos andinos.  
Valgan verdades, en toda sociedad por más culta y desarrolladas que sean, siempre habrá personas que cometen actos que van en contra de la moral, las buenas costumbres y las leyes, pero eso, no amerita que se puede representarlo o adjetivarlo a todos los miembros de esa sociedad como elementos negativos. El simple hecho de representarlo en un cuento, a todos los pobladores, ya es un acto denigrante y falta de respeto a la dignidad humana. Con esto no apoyamos a la vil acción de algunos delincuentes comunes y funcionarios corruptos, que tanto daño hacen a nuestra sociedad, privándoles de educación, salud, vivienda y alimentación, rechazamos esas acciones de gente pervertida que obstaculiza el desarrollo social de un pueblo.
JUSTICIA POPULAR
De lo que sí, se observa es la narración denigrante del escritor, que va en contra de todo una sociedad andina. El hombre del campo, es aquel elemento primordial de desarrollo del Perú, porque ellos, forjan su porvenir en base a su trabajo, sin pedir recompensa o un sueldo por sus labores. Además el campesino es un gran cultor de los valores, las costumbres y tradiciones sanas. No es ajeno ver, sentir y vivenciar que los niños y adultos en los pueblos andinos, hasta en su saludo demuestran humildad, respeto y cariño. En su idioma runashimi, todos te saludan con un (jaucallachu tayta, huanchi tayta y allillami mama) mientras la gente supuestamente más educada, de las urbes contemporáneas y las instituciones públicas y privadas, demuestran su altivez y la poca práctica de los valores.
Por todo lo planteado, se llega a una conclusión, de que no se deben generalizar a ninguna sociedad, por el simple hecho de que algunos de sus miembros cometen actos ilícitos o que van en contra de las buenas costumbres.  
En segundo orden: algunos lo justifican a López Albújar, mencionando que no pudo ni quiso ocultar que su experiencia derivaba de su función judicial o sea que se había enfrentado a menudo a (indígenas) acusados de algún delito o crimen. De allí a narrado sus vivencias cotidianas.
Ya que en el cuento Ushanan  Jampi, da a conocer las actividades retadoras e irónicas de un  ladrón y de sus fechorías reincidentes en el pueblo de Chupán. Los pobladores cansados de todo ello, se organizaron y crearon sus propias leyes, como el (Yachachishun, el Allíyachachishun y el Ushanan Jampi) para poder sancionar y castigar ejemplarmente a los ladrones, que transgredían las buenas costumbres. Es por eso que decretaron sus castigos, de acuerdo a la gravedad de las faltas, sin importarles la clase social, condición económica y ni el sufrimiento de sus familiares, para que así, en su comunidad no exista la delincuencia. La justicia era igual para todos y el castigo más cruel, era la expulsión del pueblo y tenían que dejar sus tierras, casas, animales a y sus familiares. Una vez que eran expulsados de la comunidad, ya no podían retornar por ninguna manera, a esa zona, el que desobedecía e ingresaba al lugar prohibido, estaba condenado a muerte, sin piedad de nadie, es decir lo aplicaban el Ushanan Jampi u “homicidio popular”. Toda esa acción de justicia popular, servía como ejemplo o educación para todos los pobladores, de esa manera, los pobladores, temían cometer alguna falta, porque de hacerlo, estaban condenados a perderlo todo y a divagar por el mundo, sin consuelo y apoyo de nadie.
Contextualizando con la realidad actual, de qué vale que contamos con más de 30 mil leyes, si al final ni se respeta y ni se cumplen esas leyes. Los primeros transgresores de esas leyes, son los mismos creadores, como los (jueces, fiscales, congresistas y funcionarios públicos) quienes lo transgreden a vista y siniestra del pueblo. De aquí surge la teoría: los países ignorantes, son los que cuentan con mayor cantidad de leyes y fuerzas armas. La pregunta resaltante sería ¿por qué y para qué? Siendo la respuesta, quienes se encuentran en el poder, con principios delictivos y corruptos, siempre van necesitar leyes para castigar a los que se revelan y reclaman, de la misma forma van necesitar el resguardo de las fuerzas armadas para que los cuiden y de esa forma, ellos puedan robar el dinero del pueblo, sin que nadie cuestione.
La corrupción como madre de todos los actos delincuencias en el Perú, parte de las autoridades y abarca hasta la sociedad. Por esa razón, que las personas ya no temen a la justicia y a nadie, aunque son sancionados y detenidos salen en cuestión de tiempo, porque los tiburones adultos (jueces, fiscales y policías) patrocinan a los delincuentes, proporcionándoles armas, vehículos y defensa gratuita, pagado por el estado peruano. Es sabido quien paga, por más delincuente que sea, es liberado y aplaudido como un santo de la eternidad. El que roba miles de soles, siempre está en ventaja en un proceso judicial, porque está en condiciones de pagar a los abogados para su defensa y de la misma forma, posibilitado para coimear a los jueces, antes que haya una sentencia.
En la actualidad para poder erradicar tanta delincuencia y corrupción en nuestro país, se debe imponer una verdadera justicia, para aquellas malas autoridades, funcionarios corruptos y delincuentes, la pena máxima, debe ser la cadena perpetua, de esa manera no perjudicarían a la población con sus actos violentos y denigrantes. Además todos tendrían miedo en cometer actos ilícitos, como la corrupción que tanto daño viene causando a nuestra sociedad.
En conclusión, las oposiciones que definen mejor la interpretación del relato son la justicia y ese llamado, gran acto de justicia de Chupán. Describiéndonos una escena “canivalesca” de la denominada, justicia feroz y descarnada. A estas alturas, es evidente que la justicia comunal, muchas veces está herrada, porque comparten el horror y ferocidad, dejando de lado las buenas costumbres y los valores. Posiblemente el objetivo del escritor haya sido crear ajenidad y desprecio a los hombres andinos. Al interpretar el relato no podemos ignorar que muchos recursos nos revelan el conflicto de valores desarrollándose al interior del narrador mientras confronta un sistema ajeno al que él, como juez, representa. Y hoy hasta algunos analistas sustentan que López Albújar, ha demostrado en esta narración su impotencia y dejadez en imponer una verdadera justicia equitativa.
Ya que la idea de justicia que tiene Maille queda ilustrada en el diálogo cuando responde a la acusación de haber robado una vaca: ¡Verdad! Pero Ponciano me robó el año pasado un toro. Estamos pagados.
¿Por qué entonces no te quejaste? Porque yo no necesito que nadie me haga justicia. Yo mismo sé hacérmela. Seguidamente Maille desestima la versión de uno de los testigos en su contra con otro argumento: Todo lo que tú vendes es robado. Aquí todos se roban.
Cunce está convencido del fracaso del sistema comunal y ante ello se siente con derecho a actuar por su cuenta, este principio se halla en la raíz de su rebeldía, su desafío y su independencia. El vulgar robo de la vaca pasa a segundo plano, dando paso a una atrevida interpretación propia de la noción de justicia. ¿Podemos afirmar entonces que Maille encarna una propuesta alternativa ante el orden inflexible, severo e ineficaz de Chupán? El dinamismo de la personalidad de Maille contrasta con la pasividad de una justicia colectiva cuyos administradores son descritos y decrépitos en un estadio de somnolencia (la imagen de los Yayas). Pero no olvidemos los matices feroces, sanguinarios e implacables que esta justicia también puede llegar a alcanzar. Maille viola la ley popular y rechaza el orden comunitario convirtiéndose así en portavoz de otros valores, diferentes a los existentes. En el universo del cuento se ha consagrado a un personaje de matices heroicos en combate con una sociedad amenazadora y poderosa. Si Maille fuera el reformador, ¿cómo interpretar su muerte y con ella la desaparición de esta propuesta que personifica? 
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CALDERÓN JARA ENOCH