EL FENÓMENO DE LA DELINCUENCIA
CALLEJERA Y LA CORRUPCIÓN ADMINISTRATIVA IMPIDEN EL DESARROLLO DEL PERÚ.
Lic. Enoch Calderón Jara
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La delincuencia común de la calle es el espejo de la
delincuencia y corrupción desmedida de las autoridades del Perú, todo inicia de
la cabeza en este sistema político del estado, los dos roban y matan a la
sociedad indefensa.
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La delincuencia común
a diario se fortalece en nuestra sociedad, debido a que las autoridades de
turno nada hacen para combatir este fenómeno, porque en todas las instancias
superiores de carácter administrativo, gerencial y dirigencial de nuestra
sociedad están inmersos personajes con un síndrome de corrupto y ladrón, que
entre ellos se protegen y tratan de quedar bien en su trabajo denigrante.
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LOS POLÍTICOS MAS LADRONES DEL PERÚ |
Todas las autoridades
y dirigentes participes activos de la corrupción son rateros, que se llevan la
plata de los peruanos, a estos sinvergüenzas denominados jueces, fiscales,
congresistas, ministros de estado, alcaldes, gobernadores regionales y
funcionarios de las diversas instancias del sector público, que tienen el síndrome
de corrupto en sus neuronas, no les interesa denigrar, humillar y marginar a
los ciudadanos, porque son capaces de arrebatarlo la educación, salud,
alimentación y bienestar a los niños más pobres de las diversas regiones del
Perú. A estas bestias desnaturalizadas no les interesa el desarrollo de su país, simplemente perjudican, destruyen y frustran a varias generaciones con sus fechorías.
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ESTOS LADRONES CON DINERO DE LOS PERUANOS SE EDUCARON EN LAS MEJORES UNIVERSIDADES. |
No contentos con los
sueldazos que reciben mensualmente, esta gente enemiga del Perú, se dedican a
sacar el dinero fuera del país a través de sus testaferros. A ellos no les
importa la educación o la salud de los niños del ande o el desarrollo de su
región, para esta lacra social es más importante volverse millonarios a toda
costa, si es necesario se prostituyen o entregan su alma al mismo diablo, sin
piedad alguna, con tal de tener dinero. No les importa ya por último ni su propia
dignidad humana, para estos tipejos del estado peruano, lo más importante es
tener dinero, queridas y queridos, comprarse buenos carros del año, adquirir
propiedades en el extranjero a nombre de sus testaferros o ser lacayos de los
peores vicios.
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DELINCUENTES COMUNES DE LA CALLE APRESADOS POR LOS POLICIAS |
La delincuencia común
de las calles, tiene su origen innato en las más altas esferas políticas del estado,
porque a partir del año 1980 hasta nuestra actualidad, todos los presidentes
del Perú han estado involucrados en actos de corrupciones multimillonarias,
todo esa gente han llegado al poder ejecutivo, legislativo y judicial pobres en
materia económica e intelectual, pero después de varios años de invasión a los
estamentos gubernamentales, han salido millonarios, capaces de comprarse
grandes empresas o centros mineros en el Perú o en el extranjero. ¿La pregunta
es de dónde sacaron cantidades de dinero? La respuesta fluye y es más claro que
el río Rímac, es plata de los peruanos saqueados a través de la corrupción o el
robo directo del tesoro público.
Para los funcionarios
del estado peruano que robaron millonadas de soles, no hay denuncias ni cárcel,
más a lo contrario son llamados por sus secuaces para ocupar cargos públicos y
seguir robando en conjunto al Perú.
El delincuente común de la calle, es capaz de arrebatar una cartera o unas cuantas monedas a la
gente indefensa, es hijo putativo de las
corruptas autoridades que tenemos. A veces es irónico, a uno con saco y corbata
que ocupa cargos públicos que lo llamen corrupto y no ladrón, pero a aquel
personaje común y corriente de la calle que arrebata sumas ínfimas de dinero,
es sentenciado con los adjetivos de ladrón, ratero, cuatrero, secuestrador o
sicario. Si en el fondo los dos tienen el síndrome de delincuente.
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ROSTRO DE LOS RATEROS MAS FEROCES DEL PERÚ |
Usted tal vez me dirá
que el ratero común, mata o acuchilla para robar y los funcionarios y autoridades
corruptas no matan. Aquí lo ilustro, el funcionario corrupto del estado, no
mata a una sola persona para llevarse la plata, sino asesina a una sociedad
completa y a varias generaciones venideras, sino se lleva la plata designada
para la educación de los niños más humildes, además esa acción delictiva, ya no
permitirá la construcción de nuevas
escuelas, contratar más profesores, implementar sus bibliotecas y centros de cómputo
o dotar de uniformes y por consiguiente esos niños de esa etapa, están
condenados a ser esclavos da la ignorancia. También con la corrupción se les
arrebata la salud, es decir ya no se construirán nuevos hospitales, postas
médicas y ni se abastecerá de medicinas las boticas de los centros de salud
pública. Porque un solo funcionario ratero se llevó todo la plata.
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KEIKO LADRONA PRETENDE SER PRESIDENTA DEL PERÚ QUE TAL GRACIA DE ESTA SINVERGÜENZA |
Si queremos cambiar
esta situación, solamente se tiene que aplicar con rigor, las leyes que ya
existen sin distinción de ninguna índole. Además tiene que haber una verdadera
revolución educativa de calidad y competencia, porque a la corrupción
delincuencial solamente se puede combatir
con una educación verdadera, que haga pensar a los ciudadanos y amar a su país
sobre toda fantasía. También esa gente inmerso en actos mínimos de corrupción,
ya debe ser restringido de por vida para ser funcionario público o dirigente, “porque
a las hienas aunque lo quemas el hocico siempre van comer carroña”, y es igual,
aquel personaje unineuronal que tiene el síndrome de corrupto en sus esferas
mentales. En el peor de los casos, se tiene que aplicar la pena de muerte para
los corruptos y delincuentes, porque son enemigos del país. Así como se viene
haciendo con los miembros de Sendero Luminoso y el MRTA, de la misma manera se
tiene que actuar con los mafiosos del sistema administrativo público. Por otro
lado, el sueldo de los congresistas, jueces, fiscales, ministros y otros
funcionarios del estado, debe ser regulado de acuerdo al crecimiento económico
del país, y además el pueblo debe designar en referéndum democrático y
obligatorio el porcentaje que deben ganar todos los funcionarios, desde mayor a
menor rango.